Patologías y alimentación


Dieta y Ácido Úrico

La realidad sobre ácido úrico y dieta. ¿Por qué es importante controlarlo y cómo lo puedo controlar?

Tengo el ácido úrico alto…. Cada vez son más las personas que al realizarse su chequeo anual con el médico reciben la noticia de niveles elevados de ácido úrico. ¿Pero qué significa esto?
Contrario a otras patologías comunes como azúcar en sangre elevada (diabetes), colesterol alto, triglicéridos altos, etc., poco se conoce y se habla sobre qué exactamente significa tener el ácido úrico alto, ¿es un riesgo o no?, ¿lo ha aumentado algo que estoy comiendo?, etc. Y es que hasta hace poco se consideraba simplemente asociado a la enfermedad cardiovascular, y se recomendaba disminuir los niveles solamente cuando se llegaba a desarrollar la condición conocida como "gota".
Sin embargo, estudios recientes han demostrado que sí es un riesgo independiente de enfermedad del corazón, y debe dársele la misma importancia que otros factores de riesgo.
El principal problema asociado a sus niveles elevados es que provoca una disminución del óxido nítrico. Este compuesto es esencial para dos cosas:
1. Actúa sobre el endotelio, el tejido de los vasos sanguíneos. El óxido nítrico es lo que les permite contraerse y relajarse, por lo que al disminuirse se favorece la hipertensión, así como se facilita también la formación de placa de colesterol sobre los vasos sanguíneos.
2. Es necesario para facilitar la absorción de la glucosa a través de la insulina, por lo tanto, una disminución lleva a resistencia a insulina, principal causa del síndrome metabólico.
Por lo tanto, si quiere proteger su corazón, disminuir sus niveles de ácido úrico, debe estar también de N° 1 en su lista. De hecho, es igual de importante que reducir sus niveles de colesterol, y triglicéridos.

¿Qué lo ocasiona?

El ácido úrico es producto del metabolismo de las purinas (componentes de ciertas proteínas) y se produce de forma natural en el organismo.
Al existir más purinas en el cuerpo, aumentan las concentraciones de ácido úrico en sangre. Esto se conoce como hiperuricemia. Las concentraciones normales del ácido úrico en sangre son 7mg/dl para hombres y para las mujeres 6 mg/dl. Entre más tiempo se mantenga la hiperuricemia, mayor es la posibilidad de llegar a desarrollar la famosa gota. ¿Por qué empieza a aumentar anormalmente?
La acumulación se da por alteraciones en el metabolismo del ácido úrico, que pueden ser heredadas.
Hay dos factores de riesgo que son no modificables:

1. Edad avanzada:

Se ha demostrado que el riesgo de desarrollar gota aumenta al avanzar la edad, ya que las manifestaciones clínicas de la gota, aumentan a una mayor duración de la hiperuricemia. Por lo tanto, personas que ya han mantenido por varios años los niveles de ácido úrico elevados, tendrán mayor posibilidad de presentar signos y síntomas de la gota.

2. Sexo

A pesar de que la prevalencia de gota ha aumentado en ambos sexos, en pacientes menores de 65 años, se ha observado que los hombres tienen 4 veces mayor riesgo que las mujeres de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, al avanzar la edad, se observa que el riesgo es similar. Esto se debe a que los estrógenos dan cierta protección porque aumentan la excreción de ácido úrico, pero después de la menopausia se pierda esta protección.
Hay factores que usted sí puede cambiar, que le ayudarán a disminuir sus niveles de ácido úrico o a prevenir el aumento. Encabezando la lista están los factores relacionados a su dieta y estilo de vida.
Sobre la dieta para prevenir y controlar la gota, existen muchos mitos, y ponerlos en práctica mas bien le puede resultar mas perjudicial que positivo. La mayoría de las personas lo primero que asocian la gota es a los vegetales, poniendo como el principal culpable el tomate. Así que usualmente esta es su primera medida, eliminan vegetales, pero continúan comiendo galletas, tomando cerveza, etc…

¿Qué es lo que SÍ AUMENTA EL ÁCIDO ÚRICO?

Investigaciones recientes han demostrado que los mismos cambios en la alimentación que se recomiendan para prevenir otras enfermedades crónicas (como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, etc), son los mismos que le ayudarán a disminuir sus niveles de ácido úrico y por lo tanto prevenir el desarrollo de gota.
De hecho, debido a que la hiperuricemia le puede llevar a estas otras condiciones, obtendrá el doble de beneficios, ya que no solo previene la gota, sino también la diabetes, hipercolesterolemia, etc.
Los siguientes son los principales culpables de aumentar su ácido úrico:

1. Sobrepeso

El aumento de peso se asocia directamente al aumento de los niveles de ácido úrico. La obesidad favorece que aumente la producción y también disminuye la excreción. Por el contrario, disminuir el peso favorece la disminución del ácido úrico

2. Cerveza y otros licores

Antes de dejar de comerse la ensalada, lo primero que debe de hacer es dejar las latas de cerveza. El consumo de cerveza y otros licores, es lo que tiene mayor efecto en los niveles de ácido úrico.
Con solo el equivalente a una cerveza de 350 ml o 30 ml de otros licores, el riesgo de aumentarse el ácido úrico se puede hasta casi duplicar.
Así que definitivamente si ha presentado el ácido úrico alto, decirle adiós la cerveza y otros licores debe ser lo primero en su lista.
Sin embargo, no necesita abstenerse por completo del alcohol. El vino no tiene ningún efecto en los niveles de ácido úrico, asi que una buena estrategia puede ser cambiar la cerveza por una copa de vino. Por supuesto, con moderación, lo cual equivale a una copa de vino al día para mujeres y dos copas para los hombres (1 copa = 150 ml).

3. Carnes rojas, pescado y mariscos.

La cantidad de proteína total de la dieta no tiene efecto en los niveles de ácido úrico, pero sí la fuente de proteína. La carne roja y el pescado son los únicos que sí van a favorecer el aumento.
Reducir el consumo de éstos es una de las principales acciones a tomar para prevenir la hiperuricemia y gota. La carne roja además es la principal fuente de grasa saturada en la dieta, la cual se asocia a resistencia a insulina y enfermedad del corazón, por lo que definitivamente es mejor que la evite, en especial los embutidos derivados del cerdo (jamón, mortadela, salchichón, tocineta, etc.).
El pescado es la mejor fuente en la dieta de omega - 3, los ácidos grasos protectores del corazón, pero desafortunadamente si usted tiene el ácido úrico alto mas bien puede resultar contraproducente. Lo que se recomienda es que en lugar de consumir pescado, consuma suplementos de los aceites de pescado y aumente sus fuentes vegetales de omega - 3. Para protección se recomienda un suplemento que le aporte 1 gramo de omega - 3 al día. La mayoría de los suplementos en el mercado aportan por cápsula 300 mg de omega - 3 y 1 gramo total de aceite, por lo que debería de consumir 3 cápsulas al día.
Las mejores fuentes vegetales de omega - 3 son la linaza y las nueces. Estas últimas también han demostrado beneficios en ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre, eso si deben consumirse con moderación, ya que son altas en calorías, unas dos cucharadas al día es lo que se recomienda. De linaza también se recomienda el consumo de dos cucharadas al día de la semilla molida, ya que así es como el cuerpo mejor la aprovecha.

4. Fructosa

El siguiente culpable de aumentar el ácido úrico es la fructuosa. La fructosa es el azúcar principal de las frutas, pero no son precisamente las frutas las que contribuyen al aumento de los niveles de ácido úrico. El principal problema son los alimentos que traen adicionada la fructosa, los cuales de hecho se han señalado como los principales culpables en la etiología del síndrome metabólico y problemas asociados. ¿Cuáles son estos alimentos? Básicamente la mayoría de productos empacados, como galletas, barras de cereal, jugos de frutas, y muchos otros jugos azucarados, todos estos tienen como ingrediente la fructosa. De hecho, muchos productos bajos en calorías utilizan la fructosa dentro de sus principales ingredientes.
Lo mejor que puede hacer como consumidor es estar atento y revisar etiqueta. Que sea un azúcar "natural", no implica saludable. Revise bien la lista de ingredientes, no solo fructosa implica la presencia de esta, también jarabe o sirope de maíz.

Factores protectores

Evidencia reciente también ha encontrado que existen factores de la dieta que mas bien pueden ayudar a disminuir los niveles de ácido úrico.
Estos alimentos son los lácteos y fuentes de vitamina C, los cuales coincidentemente protegen contra hipertensión, diabetes y enfermedad cardiovascular.
La recomendación de consumir 3 porciones de lácteos bajos en grasa al día, es de especial importancia para cualquier persona con gota o hiperuricemia. Una porción es una taza de leche descremada o yogurt descremado y sin azúcar.
Varios estudios han sugerido que la suplementación con vitamina C puede ayudar a disminuir los niveles de ácido úrico. 500 mg por día, por 2 meses han demostrado ser efectivos en reducir los niveles de ácido úrico en 0.5 mg/dL. Debido a que en general la vitamina C es segura, se puede utilizar como forma de prevención.

Rebeca Hernández, Nutricionista
Clínica de Nutrición von Saalfeld


Anemia Megaloblástica (Perniciosa)

¿Qué es la anemia megaloblástica?
La anemia megaloblástica, también llamada anemia perniciosa, es un tipo de anemia caracterizada por la presencia de glóbulos rojos muy grandes. Además del gran tamaño de estos glóbulos, su contenido interno no se encuentra completamente desarrollado. Esta malformación hace que la médula ósea fabrique menos células y algunas veces éstas mueren antes de los 120 días de su expectativa de vida. En vez de ser redondos o en forma de disco, los glóbulos rojos pueden ser ovalados.

¿Cuáles son las causas de la anemia megaloblástica?
Existen diversas causas para la anemia megaloblástica, pero la más común en los niños es la deficiencia vitamínica de ácido fólico y la vitamina B12. Las siguientes son otras causas de la anemia megaloblástica:

Enfermedades del aparato digestivo
Algunas enfermedades del tracto digestivo bajo pueden originar una anemia megaloblástica. Entre éstas se encuentra la enfermedad celíaca, la enteritis infecciosa crónica y las fístulas enteroentéricas. La anemia perniciosa es una clase de anemia megaloblástica provocada por la incapacidad del organismo de absorber la vitamina B12 debido a la falta de factor intrínseco en las secreciones gástricas (estomacales). El factor intrínseco permite la absorción de la vitamina B12.
Malabsorción
La malabsorción congénita hereditaria del folato, problema genético en el que los bebés no pueden absorber ácido fólico en su intestino, puede originar una anemia megaloblástica. Esto requiere un tratamiento intensivo precoz para prevenir problemas a largo plazo como el retraso mental.

Deficiencia de ácido fólico inducida por medicamentos
Determinados medicamentos, específicamente los que previenen las crisis convulsivas, como la fenitoína, la primidona y el fenobarbital, pueden alterar la absorción de ácido fólico. La deficiencia puede normalmente ser tratada con un suplemento dietético.

Deficiencia de ácido fólico
El ácido fólico es una vitamina B necesaria para la producción de glóbulos rojos normales. El ácido fólico está presente en alimentos como los vegetales verdes, el hígado y la levadura. También es producido sintéticamente e incorporado a muchos productos alimenticios.

¿Cuáles son los síntomas de la anemia megaloblástica?
A continuación se enumeran los síntomas más comunes de la anemia. Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
  • Palidez anormal o pérdida de color en la piel
  • Disminución del apetito
  • Irritabilidad
  • Falta de energía o cansancio injustificado (fatiga)
  • Diarrea
  • Dificultad para caminar
  • Entumecimiento u hormigueo en pies y manos
  • Lengua lisa y sensible
  • Debilidad muscular
Los síntomas de la anemia megaloblástica pueden parecerse a los de otros trastornos de la sangre o problemas médicos. Siempre se debe consultar al médico para el diagnóstico.


¿Cómo se diagnostica la anemia megaloblástica?
Puede suponerse la presencia de la anemia megaloblástica a partir de los datos generales obtenidos de los antecedentes médicos y el examen físico completos. Además, se pueden realizar diversos análisis de sangre para confirmar el diagnóstico. Si se cree que la anemia megaloblástica es causada por un problema del tracto digestivo, se pueden realizar estudios con bario.

El tratamiento de la anemia megaloblástica:
El tratamiento específico para la anemia megaloblástica será determinado por el médico basándose en lo siguiente:
  • La edad del niño, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
  • La gravedad de la anemia
  • La causa de la anemia
  • La tolerancia del niño a determinados medicamentos, procedimientos o terapias
  • Las expectativas para la evolución de la anemia
  • Su opinión o preferencia
El tratamiento suele requerir un suplemento dietario de ácido fólico oral durante dos o tres meses como mínimo. Si el trastorno es originado por un problema de absorción en el tracto digestivo, es posible que se deba tratar este problema en primer lugar.

Los alimentos que son ricos en ácido fólico incluyen los siguientes:
  • El zumo de naranja
  • Las naranjas.
  • La lechuga romana.
  • Las espinacas.
  • El hígado.
  • El arroz.
  • La cebada.
  • Los brotes.
  • El germen de trigo.
    * Los frijoles de soya.
  • Los vegetales de hojas verdes.
  • Los frijoles.
  • El maní.
  • El brócoli.
  • Los espárragos.
  • Los chícharos.
  • Las lentejas.
  • El germen de trigo.
  • Los garbanzos.
Los alimentos que son ricos en ácido fólico y vitamina B12 incluyen los siguientes:
  • Los huevos.
  • La carne.
  • Las aves.
  • La leche.
  • Mariscos
  • Los cereales enriquecidos.
Fuente
University of Virginia Health System
http://www.healthsystem.virginia.edu/toplevel/home/


DIETA EN LA DIABETES MELLITUS

La diabetes es una enfermedad crónica en la que se produce una alteración en el aprovechamiento de los azúcares debido a una carencia parcial o total, de la hormona insulina o a que esta no cumple su función. La insulina hace posible que los azúcares entren en las células para poder ser utilizados como fuente de energía, si es escasa o funciona mal, los azúcares se acumulan en la sangre, produciendo lo que se denomina hiperglucemia (niveles por encima de lo normal de azúcar -glucosa- en la sangre). Se calcula que en España entre un 3% y un 5% de la población es diabética, de los cuales la mayor parte sufren la llamada diabetes tipo II o del adulto (no dependiente de insulina), y en menor proporción (un 15%), la diabetes tipo I o infantil (precisa de administración de insulina). No obstante, existen otros tipos de diabetes: tipo mody (de inicio en la edad infantil pero con características de la del adulto), diabetes pregestacional y gestacional (de incidencia durante el embarazo), diabetes III (comienza en el adulto como la I y evoluciona como la II), diabetes secundarias a alteraciones orgánicas o a enfermedad de páncreas, tiroides, glándulas suprarrenales, e intolerancia hidrocarbonada. En este último caso, las hiperglucemias son menos severas que en el resto. En relación con los tipos de diabetes más comunes, las causas son múltiples y varían según nos refiramos a la tipo I o a la II:

- En la tipo II, están implicados factores genéticos (herencia), la obesidad (80% de los diabéticos tipo II sufren sobrepeso u obesidad), las dietas desequilibradas (muy energéticas y ricas en azúcares sencillos), el sedentarismo y el envejecimiento de la población.

- En la tipo I, influyen una cierta predisposición individual, así como alteraciones del sistema inmune (de defensas del organismo) e infecciones víricas que pueden desencadenar reacciones de autoinmunidad con destrucción de las células pancreáticas que secretan la insulina. Es por esta razón que quienes la sufren necesitan ya de entrada inyectarse insulina.


En cuanto a la manifestación de sus síntomas, depende del tipo de diabetes que se trate:

- Diabetes tipo I: Los síntomas más comunes son aquellos que derivan de un exceso de glucosa en sangre (hiperglucemia). En su debut, las manifestaciones típicas son las que se describen a continuación. Cuando la glucosa en sangre supera unos limites determinados, el riñón no puede impedir que se elimine por la orina (glucosuria). Además, para eliminar tal carga de azúcares por el riñón es necesario diluirlos en la propia orina; el azúcar arrastra gran cantidad de agua y el diabético orina mucho (poliuria). Al perder tanta agua, el organismo se deshidrata y el diabético tiene mucha sed y bebe mucho (polidipsia). Por otro lado, como está aprovechando mal su principal fuente de energía (azúcares), se estimula mucho más su apetito y come en exceso (polifagia), aunque esto no soluciona el problema, por lo que pierde peso y se siente cansado. Una vez se inicia el tratamiento médico y dietético, remiten todos los síntomas.

- Diabetes tipo II: No se presentan los síntomas descritos en la tipo I, y es por esta razón que se intuye que más de la mitad de las personas que la sufren no están diagnosticadas. En ellas, los síntomas son más inespecíficos y no tan claros, ya que el origen de la diabetes no es que no exista insulina sino que esta es insuficiente o que se aprovecha mal.

En cuanto al papel de la alimentación en esta patología crónica, se sabe que una dieta equilibrada es un aspecto muy importante a tener en cuenta respecto a su prevención. Pero además, en la persona ya diabética, la dieta es uno de los pilares fundamentales del tratamiento, ya que colabora en la regulación de los niveles de azúcar en la sangre y previene posibles complicaciones a corto (hiperglucemias e hipoglucemias) y a largo plazo, en ocasiones junto con la administración de insulina (tipo I) y en otras, junto con la toma de ciertos medicamentos llamados antidiabéticos orales (A.O.), aunque estos no son necesarios en todos los casos (tipo II). Así mismo se recomienda la práctica regular de ejercicio (aumenta el llamado buen colesterol en sangre, mejora la circulación periférica y el aprovechamiento de los azúcares por parte del músculo, permite reducir las dosis de insulina) lo que no sólo es beneficioso para las personas que tienen diabetes, si no para toda la población en general.

RECOMENDACIONES DIETÉTICAS

- Dieta individualizada, variada y equilibrada, adaptada al tratamiento médico y a la práctica de ejercicio físico.

- Las comidas de un día para otro deben tener una composición constante, especialmente en la tipo I, en relación a la distribución de alimentos ricos en hidratos de carbono (cereales -arroz, pastas alimenticias, pan-, patatas, legumbres, frutas).

- Horarios regulares de comidas y sin saltarse ninguna (especialmente en la tipo I, ya que de no ser así se corre el riesgo de tener bajadas bruscas de azúcar en la sangre -hipoglucemia-).

- Fraccionada: 5 ó 6 tomas diarias (menor volumen de alimento por toma, mejor control).

- Controlada en alimentos que contienen hidratos de carbono simples (azúcar, miel, mermelada, bebidas azucaradas, frutas y zumos, repostería industrial, golosinas dulces, chocolates y derivados):

- En caso de hipoglucemia, son los alimentos de primera elección ya que ayudan a remontarla rápidamente.

- Puede permitirse un consumo esporádico y controlado de alimentos que contienen estos hidratos de carbono sencillos, siempre y cuando se tomen junto con otros ricos en fibra o grasa o proteínas, lo que reduce su velocidad de absorción (de este modo no producen aumentos bruscos de los niveles de azúcar en sangre). Por ejemplos zumos (contiene fructosa, azúcar de la fruta) sin azucarar y frutos secos (ricos en grasas, proteínas y fibra), leche y bollo suizo con margarina o mantequilla, etc.

- El azúcar de endulzar puede sustituirse por edulcorantes no nutritivos (sacarina, ciclamato, aspartame, sorbitol).

- Reducir el consumo de grasas saturadas y colesterol: escoger lácteos con poca grasa, las carnes más magras (pollo y pavo sin piel, conejo, caña de lomo, ternera magra, solomilllo de cerdo o ternera, caballo), desgrasar caldos de carne y aves en frío, sustituir la carne o los huevos por pescado al menos cuatro veces por semana.

- Incluir alimentos ricos en fibra en las cantidades adecuadas (verduras, frutas, legumbre, cereales integrales, frutos secos).

- En la diabetes tipo I se admite el empleo de productos especiales que llevan fructosa, no así en la tipo II asociada a sobrepeso u obesidad, ya que generalmente incluyen en su composición mayor cantidad de grasas que sus equivalentes normales (galletas, turrón, chocolates, etc. que llevan fructosa).

- Tener en cuenta que el alcohol es hipoglucemiante, en caso de tomarlo, incluirlo en las principales comidas y nunca en ayunas. 

Más información:


DIETA SIN GLUTEN

DIETA EN LA DIARREA
La diarrea es un síntoma de diversas enfermedades o infecciones. Los tipos más comunes de diarrea son: el agudo (duración inferior a 2 semanas) y el crónico (duración superior a 2 semanas).
El tratamiento depende de la causa y se centra en 4 aspectos: hidratación, tratamiento médico o quirúrgico, tratamiento nutricional y prevención de la recurrencia de la diarrea.
Diarrea aguda
Se puede eliminar al:
- interrumpir el consumo del alimento o fármaco responsable
- proporcionar una ingesta adecuada de líquidos y electrolitos
- modificar la dieta
Las disoluciones de hidratación oral comerciales o caseras que contienen glucosa, sodio y otros electrolitos, resultan muy eficaces en la hidratación.
Una vez que la diarrea ha cesado y se ha restaurado el volumen de líquido, se puede iniciar la alimentación. la progresión desde una dieta blanda baja en grasas y fibra dietética hasta una dieta normal, se debe extender durante 2 o 3 días, según tolerancia.
La administración de comidas frecuentes y poco copiosas se tolera mejor y contribuye, por tanto, a una ingesta nutricional más adecuada. Es preciso añadir a la dieta la leche y sus derivados, con precaución en casos de diarrea infecciosa, por que se puede haber lesionado la mucosa del intestino delgado, y producirse una disminución transitoria de la actividad de la lactasa.
Diarrea crónica
Las diarreas crónicas pueden precisar cambios dietéticos persistentes, por ejemplo, una dieta restringida en lactosa en caso de deficiencia de lactasa, dieta baja en grasas en caso de malabsorción de grasa, dieta con elevado contenido en fibra dietética en caso de síndrome de colon irritable, o dieta sin gluten en caso de esprue celíaco.
Tratamiento dietético
- Ingerir una adecuada cantidad de líquidos para asegurar una buene hidratación.
- La dieta debe progresar hasta incluir alimentos relativamente fáciles de digerir (bajo en grasa, bajo en fibra, "blanda"). Las comidas deben ser frecuentes pero poco copiosas.
- en algunos casos puede existir un déficit transitorio de lactasa, por lo que inicialmente se deben reducir al mínimo la leche y los derivados lácteos, e introducirlos con precaución.
- Después de varios días o cuando desaparecen los síntomas, resulta necesario y adecuado progresar hacia una dieta regular, que permita la ingesta adecuada de nutrientes.


DIETA EN LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

La hipertensión constutuye un factor de riesgo fundamental en el desarrollo de enfermedades cardivasculares ateroscleróticas, infarto de miocardio, cardiopatía coronaria, insuficiencia cardíaca congestiva, accidentes cerebrovasculares y arteriopatía periférica, así como afecciones renales.
Los aspectos fundamentales en el tratamiento de la hipertensión son la reducción de peso y la restricción en la ingesta de sodio y alcohol. Aunque también se deben tener en cuenta otros factores dietéticos como el potasio, calcio, magnesio, grasas y ácidos grasos.
La pérdida de peso reduce la presión arterial en una gran parte de los sujetos con hipertensión, cuyo peso supera en más del 10% su peso deseable.
La respuesta de la presión arterial a la restricción de sodio varía de un paciente a otro. Se ha demostrado en múltiples estudios clínicos que las restricciones moderadas de sodio reducen la PA en pacientes sensibles al sodio y no la reducen en pacientes resistentes al sodio. Se ha demostrado que entre 50 y 60% de los individuos son sensibles al sodio.
Una restricción moderada de sodio, de aproximadamente 70 a 100 mEq/día, puede resultar de valor terapéutico en pacientes con hipertensión, independientemente del consumo de medicamentos.

Tratamiento dietético
Puede ser necesario el uso simultáneo de una dieta de bajo contenido en grasas totales, en grasas saturadas y en colesterol en pacientes con hipertensión e hiperlipidemia.

Pérdida de peso
se aconseja la pérdida de peso en pacientes con hipertensión, cuyo peso supera en más de 10% su peso deseable.

Sodio
Las necesidades mínimas de sodio son de 500 mg/día. Para el control de la hipertensión, se recomienda una reducción moderada de sodio dietético hasta niveles inferiores a 2,3 g/día (100 mEq). Aproximadamente 10% del sodio de la dieta lo aporta el contenido natural de los alimentos.
El contenido de sodio de algunos alimentos se debe calcular como parte del aporte de sodio. Los alimentos de origen animal, como las carnes, los huevos y los derivados lácteos, así como algunas verduras, contienen sodio de forma natural y se deben consumir moderadamente.
Se debe tener en cuenta el empleo de compuestos de sodio e el proceso de diversos alimentos. Por ejemplo, el benzoato sódico es un conservante empleado en condiementos, salsas y margarina. El citrato sódico se encuentra en gelatinas y algunas bebidas.
Aunque existen productos comerciales bajos en sodio, es necesario consumirlos de forma moderada y leyendo siempre con atención el etiquetaje.

Agua
El agua, ya sea natural, embotellada o tratada, puede contribuir una fuente sugnificativa de sodio.

 
DIETA PARA LAS PERSONAS QUE PADEZCAN OSTEOPOROSIS

La osteoporosis es una enfermedad es esquelética caracterizada por una reducción de la masa ósea con alteración de la función esquelética, que produce una mayor tendencia a las fracturas, y en cuya patogenia está implicada la nutrición. Las recomendaciones dietéticas destacan la necesidad de una dieta equilibrada desde el punto de vista nutricional incluida una ingesta adecuada de calcio.

Es una enfermedad más frecuente en mujeres que en hombres por varias razones: las mujeres alcanzan una masa ósea inferior a la de los hombres; a lo largo de los años tienden a consumir menos calcio que los hombres y además, comienzan a perder densidad ósea antes que los hombres. Esta pérdida se acelera con la menopausia debido a una menor producción de estrógenos.

Las dietas bajas en energía, con frecuencia, tienen poca cantidad de calcio y pueden contribuir a una ingesta no adecuada de calcio, especialmente en mujeres. Si se ingieren dietas de 1200 kcal o menos es difícil satisfacer las recomendaciones de calcio, al igual que varias vitaminas.

La insuficiencia de calcio se puede deber a una ingesta o biodisponibilidad baja. La ingesta de calcio resulta especialmente importante durante los años de crecimiento (infancia y adolescencia), durante el embarazo y  la lactancia y durante el desarrollo de la masa ósea máxima (entre los 18 y los 30 años).

Se ha demostrado que diversos componentes de la dieta influyen sobre la biodisponibilidad de calcio y pueden contribuir a un mayor riesgo de padecer osteoporosis.

La vitamina D es necesaria para la absorción eficaz de calcio. Su nivel depende de una adecuada exposición solar, y en menor medida, de la ingesta de dicha vitamina.

Está demostrado que una ingesta excesiva de fósforo acelera la pérdida ósea y afecta el equilibrio del calcio. La absorción de calcio se ve influenciado por el tipo de proteína ingerida. Las proteínas purificadas incrementan la excreción renal de calcio, aunque la mayoría de los alimentos ricos en proteína contienen otros nutrientes que pueden reducir el efecto calciúrico. El incremento de la ingesta de fósforo, presente en dosis elevadas en la mayoría de los alimentos ricos en proteína (leche, carne), pueden contrarrestar el efecto hipercalciúrico de las proteínas dietéticas.

La biodisponibilidad de calcio también se puede ver disminuida con la fibra dietética y las sustancias presentes en los alimentos fibrosos, como el ácido oxálico y el fítico. La fibra acelera el desplazamiento del contenido intestinal a lo largo del tracto gastrointestinal y reduce el tiempo disponible para la absorción del calcio.

La cafeína también incrementa la pérdida de calcio a través de los riñones y el intestino. El efecto de la cafeína es proporcional a su ingesta. Una ingesta de 150 mg/ día, incrementa la excreción urinaria de calcio en unos 5 mg/ día. Lo mismo les ocurre, en cuanto a disminución de masa ósea, a las personas que consumen cantidades excesivas de alcohol.

Hay evidencias de que ciertos azúcares como la sacarosa, fructosa, xilosa, glucosa y lactosa favorecen la absorción de calcio.


Tratamiento dietético

·      -  Moderar el consumo de cafeína (no más de 3 tazas de café al día)

·      -  Evitar dietas que superen los 35 g de fibra dietética al día

·      - Evitar dietas con excesivo contenido proteico. Una medida prudente consiste en no exceder el doble de las recomendaciones para proteínas

·      - Evitar el consumo excesivo de alcohol (no más de 1 o 2 copas al día)

·      - No fumar

Fuentes alimentarias de calcio

Es difícil obtener diariamente una cantidad adecuada de calcio a partir de los alimentos si no se consume leche o derivados lácteos. Un individuo sano, normal, absorbe aproximadamente de 25 a 35% del calcio presente en la leche o derivados. Los vegetales de hojas verde  oscuro contienen niveles moderados de calcio. Sin embargo, su contenido en oxalatos y fibra dietética puede disminuir la cantidad disponible para su absorción.

El molido de los cereales puede alterar su contenido en calcio. Las harinas de trigo integral o entero contienen más calcio que la harina blanca, la cual es más intensamente molida. Sin embargo, se debe tener en cuenta  que le contenido de fibra dietética y ácido fítico de los cereales puede inferir con la biodisponibilidad del calcio.

El queso de soja (tofu) y el pescado consumido junto con espinacas, son buenas fuentes de calcio.

Las personas con intolerancia a la lactosa, que experimentan distensión abdominal, meteorismo, cólicos o diarrea tras la ingestión de leche, pueden sufrir menos síntomas si consumen la leche y sus derivados en pequeñas cantidades y acompañados por otros alimentos.